miércoles, 22 de mayo de 2013

El Bótox: Trata la Migraña





La ventaja del uso del bótox como tratamiento preventivo de la migraña crónica es, según explica la doctora Sánchez del Río, la comodidad, la gran tolerancia y el hecho de que los efectos secundarios sean leves locales y transitorios. Además, en aproximadamente un mes el paciente puede empezar a notar los primeros signos de mejora. Si bien, la doctora aclara que en muchos casos no sólo basta con la aplicación del bótox y hay que complementarlo con fármacos. "Antes de iniciar el tratamiento se estudian las patologías del paciente que pueden complicar su tratamiento y aquellos factores que asociamos a la migraña", explica Sánchez del Río.  

Sobre los efectos estéticos del uso del bótox para prevenir la migraña crónica, la doctora comenta que, si bien la forma de pinchar la toxina es muy superficial, es cierto que el paciente puede notar, por ejemplo, que frunce menos el ceño o una ligera mejora en las arrugas.  

El uso de bótox, eso sí, no cura la migraña crónica, sino mejora la severidad de sus síntomas, según aclara la directora de la Unidad de Cefaleas del Ruber. De hecho, se puede reducir hasta la mitad los días que un paciente con migraña crónica sufre un brote severo, así como reducir de forma importante los días con dolor de cabeza de moderado a severo. 

El tratamiento con bótox se aplica cada tres meses, no antes, y después se puede ir espaciando, según explica la doctora Sánchez del Río, en función del tratamiento individualizado que requiera el paciente. 
 La migraña crónica es la complicación más frecuente de la migraña. Se define por la presencia de cefalea 15 o más días al mes, de los que al menos ocho deben cumplir criterios de migraña sin aura durante al menos tres meses, en ausencia de abuso de medicación y no atribuibles a otra causa. Desarrollo. Su prevalencia oscila entre el 1-3% de la población, y su incidencia se ha estimado en un 2,5% anual. Produce de cuatro a seis veces más discapacidad, disminución de la productividad y alteración de la calidad de vida que la migraña episódica. El desarrollo de migraña crónica se ha asociado con varios factores de riesgo no modificables (sexo femenino, estatus socioeconómico y nivel educativo bajos) y modificables (ansiedad, depresión, apnea del sueño/ronquido, obesidad, consumo de analgésicos y cafeína). Los pacientes con migraña crónica sufren dolor crónico, ansiedad o depresión con una frecuencia 2-3 veces superior a la migraña episódica. Su abordaje requiere la identificación y el manejo de los factores de riesgo que predisponen a su desarrollo, deshabituación de analgésicos cuando hay abuso, tratamiento específico de las crisis de migraña y tratamiento preventivo. Entre los fármacos preventivos, el topiramato y la Onabotulinumtoxin A han demostrado, en grandes ensayos clínicos controlados frente a placebo, su eficacia en esta complicación de la migraña. Conclusiones. La migraña crónica es una entidad frecuente que requiere un manejo global cuyos objetivos son reducir la frecuencia de las crisis, la discapacidad asociada y mejorar la calidad de vida de los pacientes.